Hace unos días tuve la suerte de que me invitasen a la presentación de un menú elaborado por los alumnos de la escuela de hostelería de Madrid alrededor de la picota del Jerte. La muestra del menú no solo fue suculenta y interesante, y muy bien organizada, sino que fue muy agradable volver a encontrar a viejos conocidos como Paco de Lazy Blog y conocer en persona a María Ángeles de Secocina, a Carmen de Las recetas de tía Alia y a Itzi de Mi otra ella. Pasé un rato estupendo, queridos. Como días más tarde los convocantes fueron tan amables de mandarme una monísima caja de picotas recién venidas del Jerte (¿para mí? ¡Ooooh!), qué mejor que emplearlas en una tarta de cumpleaños para D. Si es que le tengo muy mimado. Como siempre cae en plena temporada de cerezas, suelo preparar un clafoutis. Pero para variar, este año he preparado una muy yanqui cherry pie o tarta de cerezas. Adoro las cerezas frescas, pero en tarta también están deliciosas. En temporada las como por fanegas, y cuando se acaba la época me ruedan los lagrimones por los mofletes. Snif.
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Las tartas de cerezas de este tipo se suelen preparar con cerezas ácidas, que solamente se utilizan para cocinar y no frescas. Estas cerezas ácidas se suelen encontrar en los Estados Unidos en conserva, en una especie de almíbar. La gracia de esta tarta está en que se le añade maizena para que con el almíbar forme una especie de jarabe espeso, así tras la cocción la mezcla queda como una compota bastante densa. Al utilizar cerezas frescas y no disponer de este almíbar, lo que hice fue ponerlas a macerar con el azúcar todo un día, para que soltaran su jugo. Con una masa quebrada perfecta, el resultado es fantástico.
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- 400 g de harina floja
- 250 g de mantequilla fría
- ½ cucharadita de sal
- 1 cucharada de azúcar
- 100 g de agua helada
- 1 huevo batido para pincelar el enrejado
- 800 g de cerezas, pesadas deshuesadas
- 180 g de azúcar
- 1 vaina de vainilla
- 3 cucharadas de maizena
- Si usáis cerezas frescas como yo, hay que deshuesarlas y ponerlas en una ensaladera con todo el azúcar y las semillas de la vaina de vainilla. Se mezcla todo bien y se dejan macerar toda la noche para que suelten su jugo.
- Se prepara la masa quebrada tal como os cuento aquí (¿que no habéis leído mi post fetén sobre masas quebradas? Tendré que ir sacando los muñequillos pa’l vudú…). Se divide la masa en dos partes, una un poco mayor que la otra, y se estira la porción mayor para colocarla en el molde untado de mantequilla y enharinado. Yo prefiero colocar también en el fondo del molde un círculo de papel de hornear, para asegurarme de que luego la tarta no se pega.
- Metemos la base en el congelador a reposar por lo menos ½ hora. La otra porción, la que usaremos para el enrejado, se aplana un poco en forma de rectángulo, se envuelve en plástico y se deja reposar también.
- Mientras las masas reposan se pone el horno a calentar a 205 ºC (aire)/220 ºC (sin aire).
- Cuando la masa para el enrejado haya reposado, se aplana con el rodillo en forma más o menos rectangular, hasta un grosor de unos 2 mm. Deben salir 16-18 tiras de masa, la mitad para cada sentido.
- Se añade la maizena a las cerezas y se remueve bien.
- Se saca la base del congelador y se distribuye por encima la mezcla de cerezas. Se forma el enrejado colocando las tiras de masa encima de las cerezas. Se bate el huevo y se pinta el enrejado.
- Se mete la tarta al horno en la parte inferior, con calor por debajo, y se cuece 15 minutos, al cabo de los cuales se baja la temperatura a 180 ºC (aire)/200 ºC (sin aire). Se acaba de cocer otros 35-40 minutos, según como se vea de dorada. El relleno debe verse burbujeante.
- Se saca y se deja enfriar en una rejilla, sin desmoldar porque es demasiado frágil.
Consejos
- Si seguís mis consejos para las masas quebradas obtendréis una masa estupenda que se os deshará en la boca, no digo más.
- Por vuestros muertos, usad mantequilla de la buena. Y no uséis margarina, porque da ganas de llorar.
- También es fundamental hornear la masa cuando el horno se haya calentado hasta la temperatura indicada. Cuando empecé a cocinar tartas y bizcochos ese era uno de los errores que cometía, meter las cosas con el horno demasido frío, aunque para estar seguros de que un horno corrientucho ha alcanzado la temperatura correcta viene al pelo un termómetro de horno. Los panarras lo saben bien.
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¿Verdad que esta tarta de cerezas queda con un bonitísimo aspecto rústico? ¿No os sentís como Laura Ingalls? Los estadounidenses suelen añadir a este tipo de tartas una bolita de buen helado de vainilla, debe ser porque no les parece suficientemente contundente… ejem. A mí me basta tal como es. ¿Y a vosotros?
Y por cierto, salgo en el número de verano de la revista Sal y Pimienta, con mi tarta de queso y fresas, ¡gracias por contar conmigo, Marian! Aquí os dejo el enlace a la revista completa, y la página: SyPVerano2013
Y si queréis alguna otra recetilla con cerezas, aquí tenéis:
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