Probablemente un francés nos pondría verdes cuando decimos clafoutis de cerezas. Porque el clafoutis clásico, queridos, esa tarta de cerezas oriunda de Francia, es de cerezas de toda la vida, mon dieu. Así que sobra decir que es de cerezas. Alguna variante existe con otras frutas, pero no es tan popular. Aunque este dulce solo data del siglo XIX.
Yo hago el clafoutis desde hace milenios, todos los años para celebrar el cumple de D., que pilla en temporada, excepto el año pasado en que cometí una herejía e hice esta cherry pie. Mis padres tenían años ha una vecina francesa que hacía un rico clafoutis, por eso lo conocimos cuando en el altiplano no íbamos más allá del cóctel de gambas en sofisticación culinaria y de la ensaladilla rusa en cuanto a platos extranjerizantes… Además es una tarta de cerezas fácil de hacer.
El clafoutis es oriundo de la región de Limousin y allí probablemente me colgarían de los pulgares por hacerlo con cerezas deshuesadas… ejem. Los puristas dicen que al dejar los huesos la cosa coge más sabor… pschs. Pero andar escupiendo los huesitos es una castaña, señores limousinos, amén de poco elegante. Y además teniendo familia en Alemania, donde practican el deshuesado de cerezas y tienen todo tipo de aparatejos para ello, no tendría perdón que no deshuesase las cerezas. Asín es.
Y creo que ya lo he dicho, pero soy adicta a las cerezas. Mira que no soy nada frutera en general, pero las cerezas y las picotas son la cosa más deliciosa del mundo mundial, mucho mejor que muchos dulces, bombones y demás. En temporada las devoro por arrobas, aunque eso me da algún que otro problemilla gaseoso. Algún defecto tenía que tener…
- 250 g de harina floja
- 125 g de mantequilla fría
- 60 g de agua fría
- 1 pellizco de sal
- 1 kg de cerezas
- 3 huevos medianos
- 100 g de azúcar (2)
- 125 ml de leche entera
- 125 ml de nata para montar
- 1 vaina de vainilla
- 1 chorrito de Kirsch
- Seguimos las instrucciones de mi artículo de recursos sobre las masas quebradas.
- Deshuesamos las cerezas si así lo preferimos y las reservamos.
- Mezclamos la leche, la nata, los huevos, el azúcar y el kirsch en un bol (yo le puse un rico kirsch del Jerte).
- Abrimos la vaina de vainilla, raspamos las semillas y las agregamos. Mezclamos bien.
- Untamos un molde de unos 26 cm, como el de la foto, de mantequilla. Espolvoreamos un poco de azúcar y movemos el molde para que se pegue por todas partes.
- Repartimos las cerezas deshuesadas por el molde, deben quedar juntitas, y vertemos por encima la mezcla líquida.
- Horneamos 30-40 minutos en el horno bien precalentado a 180º (con aire) / 200º (sin aire), hasta que la tarta esté doradita y bien cuajada por el centro, extremo que probaremos con una brocheta.
- Dejamos enfriar (3).
(2) Para diabéticos y gente sin azúcar, 50 g de tagatosa o cantidad equivalente del edulcorante deseado.
(3) Lo tradicional es espolvorear el clafoutis con azúcar al servirlo, pero yo no lo echo en falta, me gusta así.
Esta tarta la he hecho con cerezas de Deliciosso. Si queréis apadrinar un cerezo y recibir sus cerezas cuando el tío las tenga en sazón, no tenéis más que visitarles. Tienen unas cerezas deliciosas, con una carne firme que aguanta perfectamente la cocción.
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En resumen, que el clafoutis es como un flan con tropezones de cereza. Pero precisamente por eso, por su sencillez, está tan suculento… tanto que en mi casa dura lo que se dice un suspiro… ay. Junto con la tarta Tatin creo que es mi tarta favorita. Veréis que soy bastante francófila en materia tartera. O tartil.
(La fuente de horno rosa, las tijeras y el plato de flores son de la tienda María Lunarillos.)