Pues sí, que creo que las tortitas americanas tienen el dudoso honor de ser la primera cosa que aprendí a cocinar o una de las primeras. Y como estoy en vena de comida viejuna y a mis churumbeles les encantan, aprovecho para traerlas al blog con toda pompa y boato, en dos sabores y con sirope de chocolate y salsa de caramelo. Hala, qué despliegue de medios.
Las tortitas americanas no las inventaron los norteamericanos, sino que proceden de Europa, como suele ocurrir, fueron introducidas por los emigrantes que se asentaron en los Estados Unidos. En cualquier caso, este tipo de tortitas, panqueque o su versión sin levadura química, la filloa, el frixuelo, la crepe, etc., etc., son de las recetas más antiguas del mundo y existen en casi cualquier parte en distintas versiones. ¿Que no lo sabíais? Parece mentira… qué guerra me dais.
El nombre en inglés de las tortitas, pancake (del que deriva panqueque sin ir más lejos), significa literalmente bizcocho de sartén o algo así. Por eso, porque se hacen en sartén. Y tienen poco misterio, creedme si nunca las habéis hecho: yo las hacía con 15-16 años, así que no pueden ser muy complicadas. La receta que he utilizado toda la vida es la de la señora Simone Ortega y sale fetén. En cualquier caso, el espesor de la papilla antes de cocer las tortitas es lo que hay que aprender a graduar, pero se le coge el tranquillo enseguida. En cuanto hayáis hecho unos pocos cientos de tortitas os lo sabréis al dedillo, ejem.
Que por cierto, esta salsa de caramelo no es sirope de caramelo, ojo, sino una lujosísima salsa de caramelo salado, una cosa francesa que está para morirse y que sabe igualito que los caramelos toffee, pero más salada. La receta es del blog Tartelette. La receta del sirope de chocolate proviene de un blog de Thermomix.
- 250 g de leche entera
- 1 cda. de mantequilla derretida
- 2 huevos medianos
- 1 cda. de azúcar (o la cantidad equivalente de vuestro edulcorante preferido)
- 1 pizco de sal
- 1 pizca de extracto de vainilla
- 200 g de harina floja
- 2 cdtas. de impulsor o levadura química
- Los mismos ingredientes anteriores, más
- 1 cda. de cacao en polvo
- 10 g de azúcar adicionales
- 115 g de mantequilla salada (o el mismo peso de mantequilla sin sal y sal fina a vuestro gusto)
- 230 g de azúcar
- 80 ml de agua
- 150 ml de nata para montar
- 250 g de agua
- 200 g de azúcar
- 40 g de azúcar invertido
- 60 g de cacao en polvo sin azúcar
- 1 pellizco de sal
- 1 cdta. de extracto de vainilla
- Mezclamos en un bol o en el vaso de una batidora todos los ingredientes líquidos junto con el azúcar o edulcorante, y la sal. Batimos un poco para mezclar.
- Tamizamos la harina junto con la levadura y batimos bien para que no quede ni un grumo. Dejamos reposar media hora.
- Hacemos lo mismo, pero agregamos el cacao en polvo junto con la harina, tamizado también.
- Calentamos una sartén antiadherente a fuego medio. Derretimos un poco de mantequilla en ella y cubrimos toda la superficie.
- Cuando la mantequilla burbujee echamos un cucharón de masa. Si la sartén es grande, echaremos algún otro cucharón, para hacer más de una tortita a la vez.
- Cocemos las tortitas por la primera cara hasta que aparezcan burbujas en la superficie, como se ve en la foto. Entonces les damos la vuelta con una espátula, con decisión y rapidez, y las cocemos por la segunda cara hasta que estén tostaditas.
- Vamos poniendo las tortitas en un plato y cubriéndolas con un paño, para que no se enfríen.
- Ponemos en un cazo el agua, el azúcar y la mantequilla. Llevamos a ebullición y hervimos hasta que caramelice, con cuidado de no pasarnos.
- Cuando tenga el color caramelo a nuestro gusto, agregamos la nata líquida fuera del fuego; cuidado porque hervirá a borbotones.
- Volvemos a poner al fuego y hervimos hasta que esté espesa. Hay que tener en cuenta que espesa aún más al enfriar, por lo que no hay que pasarse de cocción. Aunque si nos pasamos y nos queda demasiado sólida, no tenemos más que añadir algo de agua y calentar un poco para homogeneizar.
- Ponemos en un cazo todos los ingredientes menos el extracto de vainilla. Llevamos a ebullición y cocemos por lo menos 10 minutos, para que se vaya concentrando.
- El azúcar invertido es necesario para que el azúcar común no cristalice al enfriarse el sirope.
- Cocemos hasta que espese ligeramente, tened en cuenta que queda más espeso al enfriar.
La salsa de caramelo es una cosa adictiva, para comérsela a cucharadas. El que avisa no es traidor. Dura mucho tiempo refrigerada, porque aunque lleva nata, por la cantidad de azúcar casi parece una mermelada y se conserva muy bien. El sirope de chocolate a mí personalmente me resulta demasiado chocolatoso y prefiero aligerarlo con algo de nata o leche, pero así tal cual se conserva muchísimo tiempo, tapado y refrigerado. Es estupendo para añadírselo a la leche y hacer leche chocolateada.
Las tortitas americanas también se pueden hacer con masa madre, como os cuento en este artículo. Tienen un sabor más pronunciado, claro, pero están riquísimas.
Yo no puedo tomar estos siropes y salsas con azúcar, así que los hago también con edulcorantes y quedan divinos. Si a alguien le interesa os pongo la receta.
Bueno, queridos, os dejo con la receta que tengo que dar cuenta de los restos de siropes y salsas que quedan en el frigorífico después de estas tortitas americanas… algo tendré que inventar para aprovecharlos. Tengo un disgusto…